El Ayuntamiento, temeroso de la rivalidad en el poder que podía generarle un movimiento vecinal fuerte, le ha segado la hierba bajo los pies cortándole la financiación para dejarlo morir poco a poco sin rematarlo del todo.

Despertar Social

El Coordinador General y Candidato a la Alcaldía de Huelva por Despertar Social, Pablo Gea, ha mantenido el pasado jueves un interesante encuentro con la asociación de vecinos Nueva Huelva, que nos ha hecho sentir los problemas de abandono y dejadez ocasionados por parte del Ayuntamiento de Huelva, a los que se ven sometidas las zonas de Santa María del Pilar y Verdeluz.

El estado de las calles y carreteras, la ausencia de poda de los árboles o la falta de mantenimiento de las instalaciones públicas son sólo algunos de los problemas de los que nos hacemos eco.

Problemas que nos comprometemos a solucionar con nuestra nueva Concejalía de Barrios, canal de democracia directa para que las asociaciones vecinales puedan trasladar los problemas de los vecinos directamente al Ayuntamiento para su inmediata solución. La adecuada coordinación entre una única federación, que una a las diferentes agrupaciones vecinales por distrito, y la Concejalía de Barrios que nos proponemos poner en pie, es el único medio práctico para revertir una situación tan sumamente desagradable que es por todos conocidas: el Ayuntamiento, temeroso de la rivalidad en el poder que podía generarle un movimiento vecinal fuerte, le ha segado la hierba bajo los pies cortándole la financiación para dejarlo morir poco a poco sin rematarlo del todo. Nunca se sabe cuándo puede ser útil.

Lo cierto es que el dinero y el apoyo sólo llegar a aquellos barrios representados por asociaciones de vecinos afines el partido gobernante de tueno en el Ayuntamiento. Una estrategia empleada con éxito tanto por el PP como por el PSOE para dividir al movimiento vecinal y romper la fuera de sus reivindicaciones. Una perversión caciquil de la democracia en su forma más perversa. La consecuencia es inequívoca: las asociaciones de vecinos no reciben los recursos suficientes como para defender los intereses de sus representados, y los problemas de los barrios se vuelven endémicos.

Tan claro es esto como que el caos, la desorganización y la atención a los barrios en función del color político dejarán de ser la lacra de Huelva sólo cuando llegue a gestionar el Ayuntamiento una formación que no esté contaminada por la política mafiosa de las grandes formaciones.

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