Había crecido odiando a su padre, un triste funcionario presa de la envidia que proporciona el sentirse miserable, y al amparo de una madre que, aunque débil y resignada, le había proporcionado un pequeño resquicio de humanidad pero, sobre todo, le había enseñado que, mediante el estímulo adecuado, podía manejar a quien quisiese a su antojo.
Pablo Gea – La Iniciativa
Suscribir
0 Comentarios