Negarle a alguien la posibilidad de poder poner fin a su vida cuando considera que esta no merece la pena de ser vivida es arrebatarle a esa persona un derecho que es suyo y de nadie más.
Las leyes, los códigos y las constituciones están para generar un marco de convivencia lo más abierto y garantista posible. Nada más.
Huelva Hoy – Pablo Gea