Resulta increíble que el apoyo explícito que una formación política que está en el Gobierno de España presta a un genocida y asesino en masa como Lenin no sea ni por los medios ni por el resto de partidos motivo de censura ni de reproche. Cuando en cualquier país civilizado algo semejante se saldaría con la dimisión inmediata de los líderes del mismo, como sin duda ocurriría si la figura reivindicada públicamente fuese la de Hitler. La eterna doble vara de medir.
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